31 de enero de 2023

Laila Abu Shihab, la mujer que vive de sus historias.

Por: María Molano

 


Laila Abu Shihab conoce hasta cinco cafés por cada localidad que visita de Bogotá. Los dueños de cada lugar ya la conocen y no puede, entre muchos, elegir el que más le atraiga. Aquí y allá se le ve trabajando, leyendo o escribiendo. Con cada lugar que visita, una nueva historia se forma en su cabeza. No le gusta quedarse quieta, más bien es una nómada sin arreglo que ha encontrado su pasión en los viajes.


Foto por: Sandro Sánchez- RTVC

 

La primera vez que la conocí fue en una conferencia en la Feria del Libro, recuerdo que se llamaba ‘‘Cómo viajar barato’’ y todo el público, según lo que escuchaba en la fila, esperaba ofertas de viajes y hoteles gratuitos para poder viajar más fácil. Todo lo contrario, Laila era la entrevistada y su tema principal era como no quedarse estancado en una vida sin disfrute, como salir de la rutina, olvidarse y desconectarse de las actividades laborales o estudiantiles. Le hice algunas preguntas al final de la reunión y presenté una noticia acerca de su conferencia en un trabajo académico.

 

Las experiencias de Laila son un aliento para aquellos que no han salido de su zona de confort y que solo piensan en trabajar y ganar más dinero para seguir comprando y obteniendo cosas que no definen su felicidad ni su vida.

 

‘‘La mejor forma de relacionarme conmigo misma es viajando, conociendo lugares y culturas. Hoy soy una mejor versión de mi misma y mis virtudes se han potencializado gracias a mis viajes. He aprendido mucho y seguiré aprendiendo.’’, afirma.  

 

Infancia y adolescencia.


Desde su infancia, Laila Abu Shihab Vargas descubrió su vocación por la escritura y la literatura: ‘‘Era la primera en levantar la mano entre mis compañeros, me encantaba participar y leer en voz alta frente a todos los de mi clase’’.

 

Nació en Bogotá el 23 de Noviembre de 1980, hija de un palestino que llegó a Bogotá en los setenta y  una colombiana administradora de empresas quien en la actualidad ya está jubilada. Es hija única, pero por parte de su padre tiene 4 hermanastros. ‘‘Abu Shihab es uno solo, pero es solo eso, un apellido. Mi padre nunca vivió conmigo’’, dice Laila.


Estudió en el Colegio Helvetia de Bogotá. Su proceso como lectora comenzó con los clásicos de la literatura francesa como Molière, Albert Camus, Antoine de Saint-Exúpery, entres otros. Cuando se le pregunta cual es su autor favorito nunca puede decirlo con certeza pues dice que depende de la vida y las circunstancias. ‘‘Hoy puede gustarte la literatura latinoamericana, mañana la francesa y luego la rusa, pero siempre será diferente según lo que leas’’.

 

Es adicta al teatro, nunca ha actuado pero siente que es algo que no le puede faltar a su vida, ha ido a muchas obras de teatro, tanto comerciales como independientes, ha sido espectadora de festivales a nivel internacional y siempre va en busca de más espectáculos que llenen su alma de emoción.

 

Además es apasionada por el fútbol, le encanta ver a la Selección Colombia jugar y es hincha ‘‘a morir’’ de Millonarios F.C. Jugo fútbol por muchos años desde que era niña pero hace más o menos dos años que no toca un balón.

 

Cuando terminó el colegio se vio atraída por las Ciencias Políticas, carrera que le permitiría ahondar en el periodismo y  la escritura.

 

Así comenzó sus estudios en el pregrado de Ciencias Políticas con énfasis en Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Colombia. Siempre fue una buena estudiante por lo cual se destacó en su buen promedio de notas y quedó exenta de pagar matricula por cinco semestres.

 

Laila empezó a trabajar en la Casa Editorial El Tiempo cuando aún era estudiante de pregrado. En la actualidad sigue trabajando como redactora y asistente en esta editorial.

 

A través de la aventura.

 

A Laila siempre le ha gustado ser autosuficiente, por eso, como escritora, es independiente y esto le permite que sus horarios sean más flexibles. ‘‘Ya que soy independiente y me valgo de mi misma para sostenerme, puedo ir a diferentes lugares, viajar, tener tiempo para leer, para ir a teatro, para escribir y para esas cosas de las que necesitamos todas las personas, pero que con un trabajo más fijo y arduo no se tendría la posibilidad’’, afirma la escritora.

 

Su delirio por viajar empezó desde la universidad cuando, luego de terminar su pregrado decidió hacer su primer viaje para estudiar una maestría fuera de Colombia. Entre todo el mar de países que ha visitado, Argentina fue su primer destino. ‘‘Tenía 24 años y fue mi primera experiencia viajando fuera el país, mi primera vez viviendo sola, y conociendo gente diferente, ahí me di cuenta que lo mío era viajar y que quería hacerlo por mucho tiempo.’’

 

Cuando se vio en la posibilidad de viajar más lejos de su hogar, preparó sus cosas y partió hacia la aventura. Con el dinero que había ahorrado durante toda su carrera y su trabajo se fue a Europa y comenzó una travesía por un año que le dejó miles de experiencias y vivencias que solo la escritura le permitiría revivir.

 

‘‘Llevaba siempre conmigo un libro, y ese libro definía el momento. Recuerdo cada libro que leí en cada ciudad que estuve, y cada situación en la que lo terminé’’ 

 

Laila se destaca por ser una entusiasta, una aventurera. Hizo su viaje sola, pero como ella afirma, no lo hizo porque fuera una persona solitaria sino más bien porque tenía la posibilidad y otros no contaban con sus ventajas. 

 

“Mucha gente lo primero que me preguntó cuando decidí hacer mi travesía por Europa fue: ¿No te da miedo viajar sola y siendo mujer? Y yo nunca lo sentí. No le tengo miedo a viajar sola y menos cuando se volvió algo adictivo para mí, pero sé que viajar solo no es para todos, porque sí creo que para esos viajes debes tener mucha fortaleza mental y física porque hay momentos duros de soledad y nostalgia. También creo que no es para todo el mundo, porque lamentablemente hay un imaginario en nuestra sociedad que si estás solo es porque no tienes nadie con quién viajar. A mí sí me gustaría luchar contra eso, si andas solo no significa que seas un ser solitario, significa que para ese viaje no hubo alguien que te acompañara y que no te vas a perder la oportunidad de recorrer el mundo".

 

 

Una de las historias que más afectaron a Laila de su travesía por Europa, fue visitar Polonia, pues estuvo en los campos de concentración nazis en Auschwitz y sintió recorrer por su cuerpo la melancolía y la pena del recuerdo de aquellos que habían muerto en ese lugar.  ‘‘Fue horrible. Allí sentí la tristeza y los lamentos, envolverme en una profunda desesperación, es un lugar al que jamás regresaría, no me gustaría volver a sentir eso.’’

 

Durante su viaje, Laila tuvo altibajos y felicidades, conoció música que jamás había escuchado y trató con personas que nunca espero conocer y que no solo le dieron una mano sino que hicieron parte de su vida mientras estuvo lejos de su casa.

 

Perdió a su mejor amiga durante el viaje debido a una pelea que tuvieron cuando ella decidió irse. ‘‘Fue uno de los golpes más duros que he tenido en toda mi vida. Pero las cosas pasan y uno tiene que levantarse y seguir adelante, no puedo negar que dolió hasta el infinito pero hay que superar las cosas que te atan a la tristeza.’’ 

 

Laila es una mujer apegada a su familia, a sus amigos, a su tierra, durante su viaje los extrañó y tuvo momentos de nostalgia y desfallecimiento, pero siempre recordaba que hacía lo que amaba y se le olvidaba por completo que estaba lejos.

 

Sus amigos la destacan por ser una persona diferente: ‘‘Laila es simplemente rara, en el sentido bueno de la palabra, ella no le teme a nada, ella se lanza sin que nada le atormente, es una de las cualidades que muy poca gente tiene.’’, dice uno de sus amigos más cercanos

 

Tuvo dos romances a lo largo de su recorrido y a los dos los recuerda como una de las mejores vivencias que pudo tener. ‘‘Hoy sé que en cada continente guardo a un amigo que me recibirá con los brazos abiertos si le pido posada, así como yo también lo haré si algún día deciden venir a Colombia.’’

 

Nunca olvida tomar una foto para recrear su historia. ‘‘Si no hay foto, no pasó’’ Una de las formas que Laila describe como esenciales para poder viajar es saber que tipo de viajero eres y sobre todo, medírsele a cualquier cosa, no tenerle miedo a nada.

 

 

Lo que dice la experiencia.

 

Con tan solo 35 años Laila ha conocido más de 27 países y 130 ciudades en todo el mundo. Y de todas y cada una de ellas se ha llevado una realidad diferente, un punto de vista distinto al que tenía antes de hacerlo.

 

‘‘Entre más viajo, más quiero seguir haciéndolo. Mi vida se define en viajar para escribir y escribir para viajar, no tengo miedo a seguir aprendiendo, más bien cada vez siento más curiosidad por todo lo que me falta por conocer.’’

 

Hoy en día Laila es profesora de cátedra en la Universidad del Rosario y en la Universidad del Externado de Colombia. Allí enseña a todos sus estudiantes a través de sus historias y anécdotas a no dejar que la vida los ate a una realidad que no quieren y a dejar que el tiempo les pase por encima mientras pierden sus años esperando a comprender que es la felicidad realmente. 


Su próxima aventura será escribir un libro que tendrá por titulo ‘‘Crónicas de viaje’’, donde compartirá cada una de sus anécdotas e historias que partirán de la premisa: lo que amas está por encima de todo lo demás.

 

A pesar de que el físico de esta mujer sea parecido al de una árabe, con solo escucharla hablar u observar sus acciones; como cruzar las piernas o subir los pies a la silla mientras habla, o el movimiento de sus manos cuando está explicando algo o cuando se quita las gafas para descansar y hacer un comentario más profundo; con solo escuchar el sonido de su voz, tiene atada al alma su esencia colombiana.

 

Y eso es lo que más sobresale en un colombiano, en Laila. Una persona que quiere cambiar el mundo a través de sus raíces, a través de sus historias, a través de la felicidad.

El Anciano y La Niebla


La noche estaba cubierta de niebla, había mucho tráfico y la casa de mis abuelos quedaba realmente lejos de donde nos encontrábamos. Luego de algún rato esperando, un anciano apareció frente a nosotros golpeando el carro con un bastón, nos miraba fijamente. Entonces, ya cansado, decidió marcharse. Se perdió entre la niebla. Y entonces, el trafico desapareció.

Enero a julio 2016

Saudó, Laberinto de Almas - Opinión Película Saudó

 

‘’En Saudó, debido a sus efectos visuales y sonoros, no se sabe que es real y que no lo es.’’

Jhonny Hendrix Hinestroza.

 


Colombia es rica en cultura y en identidades, estas se unen para contar la historia de nuestro país y representar lo que somos y lo que muchos no conocemos. Todo lugar, región, departamento y ciudad del país es un mundo diferente por el que transitar es demasiado tedioso pues se pueden encontrar millones de tradiciones, costumbres y creencias que puede nunca lleguemos a ser testigos de ellas. O por lo menos no en carne propia.

 

Darle una oportunidad a las películas colombianas es apreciar un proyecto que está hecho en nuestro territorio, que fue creado por personas iguales a nosotros y que además tiene un alto contenido de belleza solo por el hecho de ser colombiano. Es el reflejo de un país en la pantalla.

 

La película Saudó permite sentir tan cerca la cultura del Chocó que, como espectador, se olvida que tan solo es un filme y que está basada en una leyenda de muchos años atrás, cuando la esclavitud era protagonista en nuestras historias colombianas.

 

Cuando se desarrolla la historia en la vida del protagonista corriente y sin diferencia a las que vemos a diario, es posible imaginar que la película sería tan solo una más en el repertorio de suspenso y terror. 

 

Pero lo que le da el sentido a está película es el simple hecho de ser colombiana. De dejar de mostrar una identidad a través de los paisajes y de las problemáticas del país y empezar a mostrar el valor de una cultura escondido en el más recóndito lugar de nuestra bella Colombia.

 

La soledad, lo lúgubre, lo triste, lo siniestro y lo tétrico se unen en un solo concepto para definir a Saudó, un pueblo en el olvido, una identidad muerta y una cultura que necesita de alimento para volver a nacer. Sin duda Saudó describe visualmente lo que significa el abandono, lo que alguna vez fue pero dejo de ser con los años. 

 

Otro punto importante es que la fotografía describe la lamentable situación de un pueblo sin vida. Eso permite que el espectador pueda aventurarse a entrar en la historia y sentir la desgracia al menos en la imaginación.

 

Un transporte de la realidad a la ficción que genera un espacio para el conocimiento, para la contextualización, y para el sentimiento.

 

Saudó nos regresa al pasado, nos permite vislumbrar nuestra condición muchos años atrás. La forma como la gente vivía , moría y contaba sus historias. No permitía salirse del contexto u olvidar la problemática a la que se vio sujeta esta región del país.

 

Lo anterior va sujeto a la forma como se mostraba la película. Las escenas no permitían tener una visión clara de lo que estaba sucediendo. Pero el final se encargó de que lo real le ganara a la ficción y se pudiera comprender el conflicto de la historia.

 

El género de terror y suspenso fue clave para que la película representara la realidad de otra manera muy distinta a otras. Es claro que no es, ni un poco, parecida a las películas de suspenso y terror a las que estamos acostumbrados, pero es una película que tiene mucho más que entregar. Los efectos permitían que la leyenda cobrara vida propia y que determinara concretamente la definición de cada uno de los personajes que pertenecían a Saudó.

 

Otro aspecto que es importante visualizar, es el lugar donde está grabada la película. Chocó, un pueblo que en el pasado se vio azotado por la esclavitud y la violencia, revive en esta historia un relato que nos conviene a cada uno de los colombianos y permite que la frialdad de esta leyenda nos conduzca a una realidad desconocida.

 

EL Chocó es una región casi desconocida para los colombianos, acostumbrados a reducirla a estereotipos sociorraciales arraigados. (Jimeno, Sotomayor, & Valderrama, 1995)

 

Debido a esto, el panorama que presenta la película es frio y lúgubre. Y esto permite que el paisaje que se filma permee los sentidos del espectador y recree la identidad del lugar.

 

En concusión, la trama de la película es muy coherente, aunque el desarrollo de la película crea un poco de confusión, el  final se conoce y se  aprecia la idea general.

 

Es muy importante recomendar proyectos audiovisuales como Saudó debido a que tiene otra forma de apreciar nuestra cultura y nuestra identidad. Además en un genero como el terror puede tener otras conclusiones y otra forma de ver nuestro país.

 

Colombia puede generar muchos proyectos como este que represente un reflejo de lo que somos y de lo fuimos algún día para que la realidad siga siendo reconstruida por los recuerdos. 


                                                                                                                         Agosto 2016

Cultivando esperanza - Crítica Feast


Disney siempre ha tratado de inculcarle a los niños la confianza en el final feliz, puede ser repetitivo el hecho de que siempre nos pinten la vida color rosa y que todo termine bien, pero no hay nada mejor para un niño saber que, aunque algunas cosas pueden estar mal, siempre hay un final feliz. Claramente Feast no fue la excepción, cumplió su función de hacer reír, sentirse triste y a la vez feliz, pero más allá de eso, de cultivar la esperanza en los finales felices. 

 


Feast, o Buenas Migas en español, es una pieza animada que ganó el premio Óscar al mejor corto animado en el año 2015. Patrick Osborne es el responsable de darle vida a Winston, un Boston Terrier al que le encanta comer y al que su dueño rescató cuando aún era un cachorro. La historia se basa en contar la vida amorosa del dueño a través del animal y de su comida.

 

Postres, bocadillos, pizza, pasta, sobras y deliciosos majares, fue lo que usó Osborne para contar una historia llena de aventuras en menos de 7 minutos. Cada una de las escenas de esta pequeña animación contienen, en primer plano, la adorable actuación de Winston y cantidades de comida saltando por todas partes, pero, en segundo plano, con unos tiernos y tranquilizantes colores, cuentan una hermosa historia que, a partir de su música y algunos detalles amorosos, se convierten en el gancho de la narración.

 

Los dos personajes cumplen con la función de atrapar. Permiten que el público se sienta identificado con ellos, ya sea por la historia que vive el dueño o por la empatía que sienten hacia una mascota, ya sea por la manera como se solucionan los conflictos o tal vez por la representación del mejor amigo que te ama por encima de cualquier cosa.

 

Puede que su contenido canse a los espectadores adultos, que dirán que la vida tiene mucho más conflicto y que no es tan fácil como la pinta Disney, pero es por eso mismo que se realizan este tipo de historias, para que dejen de crecer seres humanos llenos de miedo, con enfrentamientos hacia ellos mismos y desconfianza por el futuro. Y mejor, se formen personas llenas de sueños y esperanzas.

 

En conclusión, Feast o Buenas Migas en español, es ese típico cortometraje de Disney que, a través de un personaje simpático, nos cuenta una historia de amor , hay sentimientos encontrados, mucha ternura y al final todos terminan felices y comiendo perdices. Esto no se trata de un anticipo, o un 'spoiler' como suele llamarse. Nadie se perderá la oportunidad de sorprenderse al decir cómo finaliza la historia, porque aunque Disney es predecible con sus finales, sus historias nunca dejan de sorprendernos. 

 

Para ser sincera, Buenas Migas es una más de esas historias de Disney que te dicen: Si es posible que la historia termine bien, con el drama y las imperfecciones que puede tener un ser humano, siempre es posible vivir esperando un final feliz.

 

Marzo 2018

Primero, somos humanos.- Crítica Violet Evergarden

 Por: María Camila Molano Marín

 

La animación japonesa siempre permite ver la realidad desde un punto equilibrado pues, aunque las historias son protagonizadas por personajes que nada tienen que ver con el mundo real, nos presentan mundos pragmáticos, situaciones que sin pensarlo dos veces se acomodan muy bien a las nuestras y que cada vez se acercan a la verdadera esencia de nuestro mundo. La esencia de humanidad que todos tenemos, pero pocos demostramos. 

 

Violet Evergarden es un anime del cual su manga fue el ganador de los Kyoto Animation Awards en 2014 en las categorías a mejor novela, mejor escenario y mejor manga. Luego, Kyoto Animation decidió realizar su anime y estrenarlo en el 2018. Para contextualizar, basa su historia en una niña de 14 años con una personalidad incomprensible y enigmática, que fue entrenada para matar y usada como maquina de guerra en un enfrentamiento bélico que parece tener lugar en un país como Inglaterra, Violet Evergarden es una soldado que, terminada la guerra, se siente vacía, no encuentra misión alguna en su vida, que busca el sentido de la palabra amor y siente no encontrarlo, pero que a lo largo de su historia conoce diferentes personas e intenta abrir su corazón y sentimientos hacía estas. 

 

Kana Akatsuki y Akiko Takase, los realizadores, crean un mundo pseudomoderno en el que la guerra acaba y los emprendedores se lanzan a crear compañías de servicios postales, pero que además de entregar cartas, tienen un programa de Muñecas de Recuerdos Automáticos que se basa en el trabajo de mujeres escribas que viajan por el mundo a transformar los sentimientos de las personas en palabras, escuchan las historias de las personas y redactan cartas para sus seres queridos y demás. Violet Evergarden decide convertirse en una Muñeca para al fin conocer el significado de un ‘Te amo’ 

 

Lo interesante de esta historia es que, aunque su título es Violet Evergarden, el anime no gira en torno a la historia de su protagonista o a sus acciones en la narración como lo hace ‘InuYasha’, por ejemplo, sino que más bien se convierte en el hilo conductor de las historias que realmente importan y lo que hace de este anime uno de los mejores.

 

El anime se basa en una trama episódica, en donde se presentan diferentes historias que reiteraran a cada momento la importancia del amor, amor familiar, amor por correspondencia, amor hacia una persona que se ha ido, amor por si mismo y hasta amor por la patria. Tramas humanas que a cualquiera puede conmover y hasta hacer llorar. 

 

Las historias son casos reales, familias esperando a sus hijos de la guerra, personas que sufren la pérdida de un ser querido, casos tan netamente humanos que representan el pasado y el presente de nuestra sociedad, lo que no dejaremos de vivir, ni sentir, que nos enseñan que antes de ser cualquier cosa ya sea mala o buena, somos humanos, sentimos y debemos expresarlo.

 

La idea de presentar la emotividad y el sentimentalismo a través de los daños causados por la guerra es la manera más amena de presentar los conflictos que tiene la humanidad, pues todos los personajes viven su propia guerra interior y la sufren a lo largo de cada capítulo, y esto permite que los espectadores sientan la historia como propia. Esa emotividad se ve apoyada por una animación impecable que presenta los escenarios y los personajes como algo real y bello y además acompañada de una banda sonora que representa no solo una época, sino todas a la vez.

 

En medio de la desigualdad, el odio y la guerra siempre ha existido una cosa que ningún enfrentamiento bélico ha podido desaparecer hasta nuestros días, el amor. Puede sonar tan cliché como quieran, tan discurso básico de cualquier persona que quiere tener esperanza en un mundo que vive a diario miles de muertes, discriminaciones, secuestros, que se va al carajo todos los días cuando aparece otro niño muerto por desnutrición, por conflictos nacionales o por querer escapar de una realidad, pero es que es imposible no aceptar que es el único sentimiento capaz de curarlo todo. Y eso es lo que representa este anime. 

 

Representa al mundo entero con historias desgarradoras en medio de conflictos difíciles de terminar, personas que no pueden expresar sus sentimientos, tristeza que consume a una población entera, una sociedad tratando de volver a surgir luego de una guerra, la dificultad de superar ciertos episodios en nuestra vida, y la poca costumbre que le tenemos a la paz, ejemplos de todo lo que fuimos, somos y seremos los seres humanos. 

 

Historias como la Violet Evergarden son las que deberían ser compartidas a todo aquel que quiera entender a profundidad el significado de la palabra ‘Amor’, al que quiera entender la verdad detrás de cada ser humano, el funcionamiento de sus sentimientos, el mensaje de la paz de la reconciliación y la importancia del perdón y la convivencia en un mundo donde siempre estamos en guerra. En pocas palabras, un anime que necesitará de un corazón gigante y un par de pañuelos para ser visto.


Octubre 2018

20 de abril de 2018

Todos hemos olvidado a nuestro Benjamin.

Primero se deja de jugar a matar insectos, luego piensas dos veces en tu limpieza antes de subirte a una montaña de tierra, después empiezas a dar órdenes y te conviertes en un gruñón, finalmente olvidas quien fuiste y te dejas controlar por tu hombrecito interior que te dice que hacer. Los adultos son extraños. (Saint Exupéry, 1943)

24 señales para descubrir a un alíen es la primera novela de Juliana Muñoz Toro, ganadora del tercer concurso de escritura Tragaluz (2016), y está ilustrada por Elizabeth Builes. El libro se divide en 24 capítulos que reúnen las señales para descubrir que un alíen se ha apoderado del cuerpo y el corazón del padre de un niño de ocho años llamado Benjamin.

El niño lucha cada día por entender a sus padres, a su mamá cambiándose la peluca por la noche y otra vez en la mañana y a su padre gritando, dando órdenes y siendo cada día más gruñón. Por eso, Benjamin afirma con completa seguridad que un alien se adueñó de su padre, el pequeño hombrecito se posó en el lugar de su corazón, conoce sus pensamientos y sentimientos y pronto va a conquistar el mundo empezando por su madre y él.

Benjamin nos conduce a través de una historia infantil que puede que represente a más del 90% de la población colombiana, y no escribo un 100% porque tal vez muchos no le arrancaron, sin querer, las paticas a un cucarrón o jugaron con un sacamocos, o adoptaron a un gallina. Pero más de uno jugó con tierra y creó historias fantásticas con los muebles de la casa y las cajas del sótano. Todos fuimos niños alguna vez, solo que no lo recordamos.

24 señales para descubrir a un alíen es una crítica hacia los adultos, los adultos que cambiaron con el tiempo y que tal vez no tuvieron la culpa de convertirse en un alien, porque nunca se dieron cuenta en que momento llegaron a serlo o porque cuando crecieron olvidaron muchas cosas importantes que lo dejaron entrar. Es una crítica a la relación familiar y a los cambios de afecto que tiene un niño por sus padres, al entendimiento de los sentimientos y acciones de los adultos.

Los personajes atrapan desde el comienzo de la historia, hasta el punto en el que el lector se convierte en un niño y también siente la necesidad de entender el comportamiento de los padres de Benjamin, es ahí cuando el libro permite evocar los recuerdos del niño interior que todos llevamos dentro y nos conduce por nuestro propio sentimiento.

La forma en como está escrita la obra puede tornarse confusa por el cambio de las reglas ortográficas que usó la autora, en mi opinión, no se puede hacer uso de ese experimento cuando el libro va enfocado hacia un público infantil que está empezando a aprender sobre la escritura y este solo lo lleva a la confusión y al desorden.

Aunque este enfocada hacia los niños, el libro es válido para todo el que quiera disfrutarlo, es curioso como la autora juega con la historia porque para un adulto pueden ser obvios los mensajes escondidos en la historia, pero para un niño es una más de las aventuras que vive a diario.

La obra tiene momentos cómicos, tristes y extraños, pero, ya que es narrada por un niño, todo lo vemos con ojos, corazón y alma de niño, cosa que tal vez muchos habíamos olvidado hacer y entonces también habíamos sido gobernados por un hombrecito que nos dice que hacer y nos vuelve más gruñones cada día.

Todos hemos olvidado a nuestro Benjamin.

Referencias

Antoine de Saint Exupery (1943) El Principito. 


27 de enero de 2018

Mi recuerdo más preciado:

Mi abue.

Cuando me nombran a mi abuelita solo pienso en su rostro, en su figura sentada en la silla de la cocina repartiendo consejos gastronómicos a mis primas mientras ellas  cocinan el almuerzo. Ese es el primer recuerdo que pasa por mi cabeza, pero no es el único. 

También recuerdo las novenas de aguinaldos frente a un enorme pesebre en el que rezábamos y cantábamos. Terminada la novena, mi abuelita siempre repartía dulces a los niños del barrio que venían a participar de la novena, yo hacía fila dos veces, pero, sin que yo le dijera, me regalaba más dulces de los que le pedía.

También recuerdo sus palabras al despedirme de ella. ‘Tenga estos pesitos para comprarse un dulce’… Nunca entendí de que clase de dulce me hablaba porque los 10 mil pesos que me daba me alcanzaban para mucho más que eso.

Recuerdo mi rostro al escuchar sus historias, siempre ha sido la mejor contándolas, algunas veces le añadía situaciones o personajes que nunca existieron pero siempre eran asombrosas, de ello solo recuerdo mi rostro porque ni una sola de sus historias puedo rememorar.

Hoy quisiera recordarlas, volverlas a vivir y hablar con mi abuela durante horas para que me cuente todas aquellas historias a las que no puse atención cuando debía, a las que no les di importancia, las que ignoraba porque habían cosas más importantes por escuchar. (Hoy no entiendo que era más importante que mi abuela)
Una de las mejores cosas, y también de las peores, de ‘ser’ humanos, es nuestra capacidad de recordar. Desde pequeños, recibimos el regalo de nuestra memoria, un lugar inmenso que tiene capacidad ilimitada, un regalo que permite revivir cualquier momento importante que haya guardado.

Algunas veces puedo considerarlo un regalo cruel de la vida, un presente que llama a la angustia y al sufrimiento, pues hay cosas que preferimos no recordar y que nos hacen débiles con el pasar del tiempo. Cosas que queremos volver a vivir, que desearíamos que no hubieran cambiado y que se repitieran al menos una vez.

No, no se puede regresar el tiempo y vivir dos o más veces un grandioso momento.
Si me nombran a mi abuelita solo pienso en la inmensidad de momentos que su mente pudo guardar hasta el día de hoy, pienso en la infinidad de personas a las que ayudó y a las que quiso, pienso en todas las calles que recorrió, los lugares que conoció, las palabras que pronunció, todas las cosas que hicieron parte de su vida, las que la hicieron ser ella misma y pienso en el regalo más grande que me pudo dar, mi mamá.

Y le agradezco… Hoy ya no puedo decírselo como antes, pero le doy las gracias infinitas veces por enseñarme lo bonito que es ayudar y dar un poquito de corazón a todo el mundo, le agradezco porque su sonrisa hace parte de los más bonitos recuerdos de mi mente. A pesar de que recordar duele mucho, seguro que de las mejores cosas que pueden existir en esta vida es volver a verla siempre feliz y dichosa.

Por eso recordar es de mis cosas favoritas en todo el mundo, me hace reír y tal vez llorar pero prefiero mil veces llorar solo para revivir un minuto más de su compañía y de su bondad, que olvidarme de una de las mejores personas que han pasado por mi vida, como lo es y siempre será mi abuelita.  

Sea como sea el tiempo, el lugar y las circunstancias de la vida, jamás se olvida a ese ser que amamos con el corazón. 


‘Nadie nos advirtió que extrañar, es el costo que tienen los buenos momentos’ – Mario Benedetti.

28 de diciembre de 2017

Tengo miedo.


Mi padre y yo somos fanáticos de los atardeceres, yo algunas veces me emociono demasiado con algunos y entonces él siempre me responde: ‘‘Hemos visto mejores, hija’’ 

Cada atardecer que pueda ver y capturar en una fotografía es un tesoro para mi, porque no importa que hayamos visto mejores, lo importante es que los podemos ver, tenemos esa dicha… de ver uno diferente cada día.

Una vez le dije a alguien, (que repitió las mismas palabra de mi padre) que tenía miedo de que algún día ya no pudiera ver atardeceres, e inventé una película futurista con apocalipsis incluido en el que los seres humanos ya no podíamos apreciar el mundo de la forma como lo hacemos hoy. Él se quedó mirándome y yo solo me reí y dije: ‘‘Demasiadas películas’’


Pero entonces me puse a pensar que no estamos tan lejos de ello… Pues no hay que inventarse una película futurista (Con apocalipsis incluido) para saber que las personas ya no aprecian el mundo en su más mínimo detalle, no destacan su hermosura y el esplendor con el que la tierra brilla todos los días mostrándonos cosas bellísimas. 

Ni un atardecer pueden ver.


Quedamos pocos.
La buena noticia… Aún ‘quedamos’


Por eso les dejo este #TBT para que observen de lo que se pierden cuando no sabemos apreciar las cosas que tenemos en frente.




12 de abril de 2017

11 de abril de 2017

Rescatando inseguridades

No me considero la mejor escribiendo. 
Tampoco la mejor hablando.
Pero con el tiempo me he dado cuenta que tampoco lo soy callando.


Alguna veces me gusta pensar que soy la mejor rescatando.
Si, rescatando.
Algunas cosas necesitan ser rescatadas.

Poco a poco comienzo a buscarlas, encontrarlas y apropiarme de ellas. El trabajo se me hace fácil cuando las personas comienzan  a ser felices, las desechan, son basura.

Las encuentro en la mañana, en la tarde y en la oscuridad de la noche; en mis sueños más escalofriantes, frente a mí, prometiéndome un camino sin salida que pretende hacerme caer al abismo; en las noches frías en las que no puedo dormir aparecen en mi habitación como los monstruos de mi niñez; cuando disfruto de mis caminatas a solas por aquellas calles coloniales que tanto me gustan, allí están de nuevo; las he visto en mi café diario, otra vez, sin darme respiro.

Creo que ellas me piden cariño, necesitan a alguien que las reciba, que tan solo con sus pedazos de vida pueda rescatarlas y hacerlas suyas. Al parecer eso necesitan, o eso creo yo que necesitan.

Luego entonces la felicidad toca a mi puerta. Reviso si todo está en orden, pues nada puede ir tan bien en mi vida, eso me asusta. 
Me percato por última vez de que todo esté correcto... y vaya sorpresa, lo está.
Entonces empiezo a asustarme, mis nervios invaden mi alma y es que mi alma se alimenta de ellas, no puedo resistirlo, no puedo dejarlo pasar y regreso en busca de ellas.

Estoy cansada de que sean ellas las que controlen mi vida, pero me da tanta lastima cuando observo a mi alrededor y me doy cuenta que ya quedan muy pocas personas que las puedan mantener. Entonces las recibo de nuevo y esa felicidad que llegó en algún momento, en segundos, toma un viaje hacia el olvido.

La vida continúa, y ya he aprendido a lidiar con ellas.

He logrado sobrevivir y todavía puedo hacerlo, pero sé que tengo que vivir con el miedo a que, algún día, una de ellas me matará.

Creo que ya sé en lo que soy buena...

Soy la mejor rescatando inseguridades.

Mol
Martes 11 de abril